JESUCRISTO, NUESTRO SANADOR
Enpieza dando una introduccion como esta:
Toda bendición que recibimos de Dios viene a través de la victoria de Cristo en el Calvario. Esto incluye la sanidad divina. La palabra sacrificio expiatorio significa restaurar la unidad del hombre con Dios. El propósito es restaurar todo lo que el hombre perdió como resultado de la Caída. Una de las cosas que perdió fue la salud. Así que, la salud fue restaurada por medio del sacrificio expiatorio de Jesús.
1. Sanidad
A Través Del Sacrificio Expiatorio
El pecado y la enfermedad son la doble maldición que recayó sobre toda la humanidad. Jesús proveyó una cura doble para una maldición doble. Isaías 53 nos relata una historia muy clara al respecto.
"Ciertamente llevó él
nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores" (Is 53:4). Diversos
eruditos han señalado que el término Kholee, cuyo significado es
"Dolores", (en algunos idiomas) es traducido la mayoría de las veces
como "enfermedades". Se deriva de la palabra Chalah, que significa
estar "débil, enfermo o afligido". Además, la palabra o vocablo
Makob, que significa "pesares", es generalmente traducido
"dolores".
Con esto en mente, podemos
entender el comentario de Mateo sobre Isaías 53:4: "El mismo tomó nuestras
enfermedades, y llevó nuestras dolencias" (Mt 8:17). La interpretación de
Mateo es más correcta, sosteniendo el hecho de que la sanidad física se recibe
a través del sacrificio expiatorio de Cristo.
Hay dos verbos en Isaías 53:4
que tienen un gran significado. El primero es "llevó" (en hebreo =
nasa), que es el mismo verbo usado en Isaías 53:12: "Habiendo él llevado
el pecado de muchos".
Puesto que el mismo verbo es
usado en ambos versículos, entendemos que Cristo "llevó" nuestras
enfermedades de la misma manera en la que llevó nuestros pecados, al sufrir en
nuestro lugar. Esto es también cierto con relación a nuestras enfermedades.
Cristo lo sufrió por nosotros.
Debido a que llevó mis pecados
en mi lugar, hoy estoy libre de ellos. Cristo llevó tanto nuestros pecados como
nuestras enfermedades sobre Sí mismo; por consiguiente, hay perdón y sanidad
para todos los que la reciban por fe.
El segundo verbo es
"llevado" (en hebreo cabal), que puede significar ‘llevar algo como
un castigo'. Es usado en Isaías 53:11 como sigue: "Y llevará las
iniquidades de ellos". En ambos casos se usa el mismo verbo hebreo con
relación a nuestros pecados y enfermedades.
La conclusión gloriosa es que
si Cristo llevó el castigo o condena por mis pecados, entonces, no tengo por
qué llevarla. Si Él llevó mis enfermedades, no tengo por qué llevarlas sobre mi
cuerpo.
2. La
Sanidad Fue Comprada En El Calvario
Somos justificados al creer que el sacrificio expiatorio de Cristo en la cruz provee el remedio perfecto para el hombre en su aspecto total, espíritu, alma y cuerpo. Cristo compró la perfección de la humanidad a través de Su muerte.
El Nuevo Testamento griego
confirma la conclusión de que nuestra redención en Cristo incluye la sanidad al
igual que el perdón.
El verbo común para ‘salvar'
es ‘sozo', que comunica la idea de integridad o sanidad perfecta. La palabra
traducida como ‘salvo' en Romanos 10:9: "...serás salvo" es la misma
palabra que es traducida ‘sano' en Marcos 6:56. "...y todos [los enfermos]
los que le tocaban [a Cristo] quedaban sanos". El término ‘sozo' es usado
en ambos versículos.
Ningún cristiano negaría que
Sus sufrimientos todavía expían nuestros pecados. ¿Por qué, entonces, imaginar
que la sanidad divina no es para nuestra época?
Puesto que Él fue un Dios sanador en el Antiguo Testamento, aún lo sigue siendo en nuestros días. Todavía es Jehová-Rafá, el Dios que te sana, porque no cambia. Él es un Dios consistente. Su carácter, naturaleza y disposición son inmutables. Por lo tanto, Su voluntad es también inmutable.
Puesto que Él fue un Dios sanador en el Antiguo Testamento, aún lo sigue siendo en nuestros días. Todavía es Jehová-Rafá, el Dios que te sana, porque no cambia. Él es un Dios consistente. Su carácter, naturaleza y disposición son inmutables. Por lo tanto, Su voluntad es también inmutable.
3. El
Ministerio De Sanidad De Cristo
Jesucristo mismo es nuestro mejor ejemplo del ministerio de sanidad. La verdadera naturaleza y corazón de Dios se ven más claramente en Jesucristo.
Felipe solicitó: "Señor,
muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy
con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto
al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?¿No crees que yo soy en el
Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi
propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que
yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas
obras. De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago,
él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre" (Jn
14:8-12).
Este pasaje nos enseña que
Jesús vino para mostrarnos lo que Dios es en Su naturaleza inmutable a través
de Su ministerio y vida. Jesús nos muestra que está interesado en la naturaleza
total del hombre.
Sanó cuando se necesitaba
sanidad. Alimentó a la multitud cuando estaba necesitada de alimentos. Mostró
el amor del Padre por el hombre tal y como había sido creado, en espíritu, alma
y cuerpo.
Aprendemos además algo acerca
de cómo Jesús evaluó Sus milagros. Para Él, los milagros confirmaban la verdad
de Sus palabras.
También somos animados a creer
en el poder sanador de Cristo en nuestro ministerio de sanidad divina. Pues Él
dijo: "El que cree en mí, las obras que yo hago, él las hará
también".
4. ¿Por
Qué Sanaba Cristo?
a. Para Cumplir Con Su Ministerio Profético. Cuando la multitud se congregó después de la sanidad de la suegra de Pedro, Mateo nos dice: "…y sanó a todos los enfermos; para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias" (Is 53:4-6 y Mt 8:16, 17).
b. Para Expresar Su
Compasión. Numerosos pasajes mencionan la compasión de Cristo, la cual, le
motivaba a satisfacer las necesidades de la gente. Jesús era "movido a
compasión por ellos, y sanó a los que… estaban enfermos" (Mt 14:14; 20:34;
Mr 1:40, 41; 5:19; 9:22).
c. Para Comunicar La
Misericordia De Dios. Al hablar de Epafrodito, Pablo dijo: "…Dios tuvo
misericordia de él, y no solamente de él, sino también de mí [Pablo]" (Fil
2:27).
d. Para Probar Que
Verdaderamente Dios Le Había Enviado. Los milagros y sanidades que
acompañaron el ministerio de Jesús, eran las señales o credenciales que
probaban que el Padre estaba con Él. Pedro lo llamó de la siguiente manera:
"Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado
por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo
entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis" (Hch 2:22).
e. Para Destruir Las Obras
Del Diablo. "Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las
obras del diablo" (1 Jn 3:8).
"Cómo Dios ungió con el
Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo
bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con
él" (Hch 10:38).
"… para destruir por
medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al
diablo" (He 2:14).
Las enfermedades son obra del
diablo y Jesús vino para destruirlas.
f. Para Manifestar Las
Obras De Dios. Jesús y sus discípulos se encontraron un día con un hombre
que era ciego de nacimiento. Los discípulos sentían curiosidad por conocer la
causa de la ceguera de este hombre. ¿Fue tal la ceguera del resultado de su
pecado o del de sus padres?
Sin embargo, Jesús se
interesaba en otra cosa. Él les dijo: "No es que pecó éste, ni sus padres,
sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. Me es necesario hacer las
obras del que me envió, entre tanto que el día dura" (Jn 9:1-7).
Luego, procedió a sanar al
ciego, mostrando claramente que una de las razones por la que sanaba era para
manifestar las obras de Dios.
g. Para Manifestar La
Gloria De Dios. Las obras poderosas de Dios fueron ejecutadas por Jesús
para que Su Padre fuera glorificado. Cuando Jesús estaba junto a la tumba de
Lázaro, le dijo a Marta: "Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees,
verás la gloria de Dios?" (Jn 11:40).
En Lucas 13:10-17, leemos la
historia de una mujer que había estado sometida a un espíritu de enfermedad
durante dieciocho años y cómo Jesús la libró del mismo.
El versículo 13 nos dice:
"Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a
Dios" Note que fue después de ser sanada glorificó a Dios.
5. Algunos
De Los Métodos Que Jesús Empleó Para Sanar
Jesús no empleó un sólo método para sanar a los enfermos. Él les ministró de diversas maneras. Consideremos brevemente unas cuantas de éstas.
a. Hablando La Palabra De
Autoridad. El oficial romano que se acercó a Jesús (Mt 8:5-13) en beneficio
de su sirviente, reconoció que Él hablaba con autoridad. Como oficial del
ejército, estaba acostumbrado a dar y a recibir órdenes.
Sabía que una orden tenía que
ser ejecutada al momento. Estaba tan impresionado con la autoridad de Cristo,
que se le acercó implorándole: "…solamente di la palabra, y mi criado sanará"
(v 8). Más tarde descubrió que su siervo había sido sanado a la misma hora que
Jesús habló la palabra.
Nosotros también tenemos
autoridad en el nombre de Jesús, pues Él mismo declaró: "Porque de cierto
os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y
no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga
le será hecho" (Mr 11:23).
b. Imponiendo Las Manos Sobre Los Enfermos.
Jesús solía imponer las manos
sobre los enfermos para administrarles sanidad. La gente tenía gran fe en la
imposición de manos debido a su trasfondo cultural.
Jairo le suplicó a Jesús que
fuera y colocara Sus manos sobre su hija, quien yacía al borde de la muerte (Mr
5:21-23).
Cuando Jesús regresó a
Nazaret, la ciudad en que vivía, Marcos 6:5 registra lo siguiente: "…salvo
que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos". En Lucas
4:40 leemos que muchos venían a Jesús padeciendo toda suerte de dolencias.
Entonces "poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba".
c. El Reprendía Las Enfermedades.
Jesús se dirigía a veces
verbalmente a las enfermedades para reprenderlas y ordenarles que salieran
fuera. Lucas registra dos incidentes interesantes en el capítulo cuatro de su
evangelio.
El primero, se relaciona con
un hombre en la sinagoga que tenía un espíritu inmundo. Jesús lo reprendió
diciéndole: "Cállate y sal de él". El espíritu inmundo le obedeció
inmediatamente, y salió del hombre (Lucas 4).
Jesús y algunos de sus
discípulos salieron de la sinagoga hacia la casa de Pedro, donde encontraron a
su suegra enferma con fiebre. Lucas relata que El "reprendió" la
fiebre, la cual, le dejó al momento, se levantó del lecho y les servía (Lc
4:38-39).
Lo interesante del caso es que
la palabra "reprendió" es la misma en ambos incidentes. Jesús trató a
la fiebre como había tratado al espíritu. Reprendió a ambos verbalmente,
ordenándoles que salieran, y así lo hicieron.
d. El Tocaba Las Personas.
"Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo:
Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció" (Mt 8:3).
"Entonces les tocó los ojos, diciendo:
Conforme a vuestra fe os sea hecho" (Mt 9:29).
Cuando Pedro hirió al sirviente del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja, leemos lo siguiente: "Y tocando su oreja, le sanó" (Lc 22:51).
Cuando Pedro hirió al sirviente del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja, leemos lo siguiente: "Y tocando su oreja, le sanó" (Lc 22:51).
Hay más incidentes en los cuales Jesús tocó
personas y las sanó.
e. Las Personas Tocaban A Cristo.
"Cuando le conocieron los hombres de aquel lugar, enviaron noticia por toda aquella tierra alrededor, y trajeron a él todos los enfermos; y le rogaban que les dejase tocar solamente el borde de su manto; y todos los que lo tocaron, quedaron sanos" (Mt 14:35, 36).
"Pero una mujer que desde hacía doce años
padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado
todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó
hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque
decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y en seguida la fuente de
su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote"
(Mr 5:25-29).
hermano predicador te aconsejo que al terminar el mensaje ores por los enfermos y administra con el apoyo de Ministros haciendo ungimiento veras que sera un mensaje de bendición
PAZ A VOZ
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